Un niño de seis años nos cuenta, a su manera, una historia oscura y, por desgracia, muy de actualidad: "No puedo hablar, pero puedo pensar. Pensar no se oye". Es desolador que la realidad supere a la ficción en crudeza, pero siempre quedará una puerta abierta a la esperanza.
Relato finalista del Certámen Literario de Benferri 2007. Publicado en la revista literaria Benferri.
domingo, 1 de marzo de 2009
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Un tema muy de actualidad, tratado con mucha sensibilidad. El hecho de que el narrador sea el niño lo hace más estremecedor. Un excelente principio
ResponderEliminarSiempre es complicado incluir a los niños en relatos de terror, pero quería aportar un enfoque distinto al tema tratado en el relato y busqué a este niño y su peculiar forma de hablar (o de pensar, que no se oye)
ResponderEliminarTú tienes una mente perversa.
ResponderEliminarMe gusta el enfoque, aunque casi lo descuadre del campo del terror. Sí,es un buen arranque.
La verdad es que, si lo piensas bien, no hay más terror que esperar la llegada de tu marido en cualquier momento del día o de la noche con el temor de una nueva paliza. Es horrible. Por eso lo encuadro dentro del "terror urbano", es decir, aquello que pasa al otro lado de nuestra puerta, o ¿puede que dentro?...
ResponderEliminarNo, no, dentro no. Mi esposa y compañera de la vida lo único que me pega son besos. Y yo lo mismo :)
ResponderEliminarCreo que fui educado ya en otra onda.
Tienes razón. A veces no sabemos la suerte que tenemos de contar con una buena pareja. Este tipo de acontecimientos (demasiado frecuentes) nos abren los ojos a otra realidad más desagraciada. Ojalá se acabe esta lacra para nuestra sociedad.
ResponderEliminarDale un beso a tu mujer de mi parte, y para ti un fuerte abrazo :)