No hay otro modo de superar los traumas infantiles que enfrentarse de cara a los fantasmas del pasado. Verónica ha decidido acabar con los sueños que la atormentan ayudada por Alfredo, su psicólogo y amigo. La terrible Casa de la Niebla aguarda su llegada, envuelta en bruma y batiendo los postigos de sus ventanas como reclamo.
Publicado en la revista Auca de las letras (Noviembre 2007)
domingo, 1 de marzo de 2009
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Excelente relato. Ambiente estremecedor y un buen uso de los "efectos especiales". Las descripciones son muy buenas y crean un ambiente aterrador.
ResponderEliminarMuchas gracias, David. Este es uno de los relatos que menos tuve que retocar pues quedé bastante satisfecho con su primera escritura.
ResponderEliminarAh, la casa. Un clásico del terror. No creas, cuando veo una casa viejilla, con un jardín medio descuidado y ella sola, me da un poc de nosequé. Yo no entraría solo en una casa así...
ResponderEliminarMe ha gustado también :)
La casa como templo sagrado del ser humano, algo inviolable que suele crear inquietud cuando se vuelve amenazadora. Hay un aura de misterio que envuelve a las casas abandonadas. Yo he rondado por algunas, y te puedo decir que en alguna ocasión percibí un incómodo hormigueo en el cogote...
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